Escribir
Autor: Tirso Priscilo Vallecillos
Editorial: StabilEstudillo ediciones
Formato: Plaquette
Colección: Las hojas de baobab. Cuadernos de cordel
Sinopsis: Diecisiete poemas componen esta Hoja de baobab.
Y cayó la tercera del otoño. Habíamos pasado la noche anterior en una residencia de estudiantes casi completamente vacía pues el curso universitario aún no había comenzado. En la simplicidad de aquella habitación nos sentíamos como dos jóvenes ilusionados con nuestro pequeño proyecto, porque éste nació de una necesidad y de un deseo, del deseo de no dejar de reunirse con amigos y personas afines a la palabra, y de la necesidad de seguir manteniendo ese deseo fresco, original e intacto. Llegamos pronto a casa de Tirso y por el camino, mientras íbamos en el coche, supimos que Juan José Téllez vendría acompañado de Chipi, vocalista y letrista del grupo La Canalla. También se nos uniría espontáneamente Mar Domínguez que se animó a venir casi a última hora. Después de una copiosa cena acompañada de cerveza y buen vino, dio comienzo el espectáculo. Tirso leyó su pliego de Las Hojas del Baobab, el tercero, titulado » Escribir». María Carvajal también leyó parte del suyo que había sido el segundo y habíamos presentado anteriormente en Cáceres, Téllez nos regaló algunos de sus libros y leyó dos poemas preciosos. ! Qué nivel ! La experiencia poética atravesaba cada uno de los versos, el tono justo conseguido con la práctica de los años, la exacta dosis de emoción, la expresión exacta que conmueve el espíritu sin caer en el lirismo, en la cursilera o en el prosaísmo. La palabra incandescente. Mar Domínguez nos emocionó con su poema dedicado a Patty Smith. Jesús Albarrán amenizó la velada con su guitarra y su interpretación de Bob Dylan y Chipi puso la guinda con las letras de sus canciones. La noche prometía y no defraudó. Las expectativas se cumplieron. Fuimos felices sin más. Con lo que a cada uno le gusta hacer: editar, escribir, recitar, escuchar, cantar, componer o tocar la guitarra. Con aquello que a fuerza de no poder negarlo, uno acaba aceptando que lo qué es, es, y además es imposible evitarlo. Y así uno se entrega, para bien o para mal. Con más o menos talento. Con más o menos acierto. Pero con ganas e ilusión e inevitablemente, ardiendo dentro. Nada más ni nada menos. Sin más pretensión y con toda ella. Con la idea de unir, de crear, de compartir, intercambiar y enriquecer nuestras almas y nuestros corazones antes de que desaparezcan.
#lashojasdelbaobab Se cuenta que hace muchos, muchos años, al principio de la vida, el baobab era el árbol más espectacular sobre la Tierra. Desde los animales más pequeños hasta los dioses más poderosos estaban prendados de su belleza. De las hermosas hojas verdes y brillantes, de la fortaleza de sus ramas y la textura de su corteza, de sus flores de delicados colores y agradable perfume.
Los mismos dioses, maravillados de su hermosa creación le concedieron un don, el de la longevidad, para que así se perpetuara su gran obra. A partir de ese momento, el baobab, creció sin parar, cada vez más alto, potente y fuerte. La sombra de sus ramas era tal, que no dejaba pasar ni la luz ni el calo, impidiendo a los demás arboles y plantas que pudieran crecer. La sombra del baobab sumió al mundo en la oscuridad y el frío.
El baobab había adquirido tanta soberbia que no le importaba lo que ocurría bajo sus ramas. Con un orgullo tan desmedido como su altura, retó a los dioses diciéndoles que llegaría a alcanzarlos. Éstos, enfurecidos con el árbol y para darle una lección de humildad, lo castigaron condenándole a crecer al revés, dejando sus preciosas hojas y flores bajo la tierra y sus raíces en el aire.
Y a esto se debe el aspecto que tienen hoy en día los baobab; parece que las raíces, mirando al cielo estén suplicando el perdón por su arrogancia.